[...]
El Cielo Caído, como la mitad de los bares de la zona estaba lleno de humo y luces tenues. Para la gente que va allí es conveniente pues las caras son difíciles de diferenciar y no quieres que tu cliente te reconozca cuando sales en las mañanas a la universidad o que una de las chicas te reconozca cuando sales de paseo con tu esposa o tus hijos.
“puedo dibujar con los ojos cerrados y una mano atada a la espalda” le dije queriendo sonar pretenciosa, actuación que no duro mucho porque solté una risita.
Ese fue el inicio de lo que sería mi recuperación. En los meses siguientes me dedique a pintar sin descanso. Termine mi secundaria con éxito y Fernando me propuso exponer mis pinturas ese verano. Entonces creí que podía vivir de mi arte, nada me hubiera hecho más feliz. Pero no me estaba dando cuenta que en mi casa las cosas no iban bien. Estaba demasiado metida en mi mundo.
[...]
-------------------------------------
Bien aqui tienen un pedazo de la obra que estoy escribiendo. Espero que les guste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario